Y tras dos años sin vivir , sentir y disfrutar nuestra Mesa Virtuosa, la magia de esta bendita tradición hizo que dejáramos de soñarla y comenzáramos a vivirla. Si algo nos ha enseñado está pandemia es que la vida es tan imprevisible, que la felicidad debe aprovecharse en el momento en el que se presenta.
Seamos felices pues.