147 AÑOS DE HISTORIA

 
 
 
 
 
 
Para narrar la historia de esta Corporación Bíblica nos tenemos que remontar al último cuarto del siglo XIX, allá por el año 1.875, cuando un grupo de diez fervientes y anónimos pontanos, guiados todos ellos por el sentimiento y admiración hacia las tradiciones y costumbres de su querido pueblo de Puente Genil (y entre ellas su Cuaresma y Semana Santa), deciden fundar lo que hoy conocemos como la Corporación Bíblica de “Las Virtudes Cardinales”, corporación que se unía al carro de tantas otras que vieron la luz igualmente durante las citadas fechas y especialmente, como es el caso de ésta, las destinadas a representar a los después llamados “Símbolos de la Religión” , (figuras alegóricas de la tradición cristiano-católica: ángeles, sibilas, etc) para diferenciarlas de las figuras representativas del Antiguo y Nuevo Testamento y coetáneas a la misma.

 
No es tarea fácil testimoniar tales afirmaciones sino fuera por la indagaciones y estudios propios de diversos eruditos y expertos en la materia, unido claramente a la tradición oral y escrita de nuestra propia Corporación plasmada y recogida en sus cuatro libros de actas existentes que son indudablemente verdadera fuente del saber y de la historia de nuestra Corporación.

 
La Corporación Bíblica “Las Virtudes Cardinales“, tal y como hemos explicado anteriormente, se establece por tanto dentro de la historia de nuestra Semana Santa en 1875, representando por primera vez las “Virtudes Cardinales del hombre”, actitudes y reflexiones de la verdadera moral cristiana y que igualmente apuntaba Platón algunos siglos atrás dentro de su teoría sobre el conocimiento humano. Son cuatro: Prudencia , Justicia , Fortaleza y Templanza. Tales figuras alegóricas eran representadas por nuestros antepasados durante la particular celebración de la pasión, muerte y resurrección de del Divino Maestro en nuestro pueblo.




 
Durante el periodo comprendido entre l.875 y la redacción del primer acta del cual se tiene constancia en nuestra secretaria en 1.923 transcurre un periodo de tiempo de casi cincuenta años de silencio gráfico, medio siglo de cuya historia no conocemos más que pinceladas de breves datos recogidos por nuestro malogrado y querido Hermano José Tabares Sánchez, (secretario de la Corporación durante la década de los setenta y ochenta) y que fueron transmitidos a éste de manera oral de entre los Hermanos más ancianos que tuvo la gran suerte de conocer durante su periodo de estancia en la misma, como son por ejemplo los testimonios que a su vez recordaba el que fuera su presidente en los años veinte Don José Jiménez Aguilar. De este modo, los escasos datos que conocemos de la Corporación Bíblica en esos comienzos de la misma son por ejemplo que estaba compuesta por diez Hermanos, sirviendo la casa del Sr. Presidente como sede provisional del “Cuartel” durante la celebración de la Cuaresma y Semana Santa para sus juntas, reuniones sociales y “…poniéndose una frugal comida, que no ascendía a más de veinticinco céntimos, con pan y vino, llevándose las cuentas en unas libretas, las cuales se han extraviado”.

 
Como entonces salían muchas Sibilas (figuras alegóricas y paganas de la mitología greco-romana), esta Corporación escogió la de Cumas, fundiéndose la misma en “Las Virtudes Cardinales” y “Sibila de Cumas”. Alquilándose un local, elevando la cuota y el número de Hermanos a doce, no pudiendo ingresar, sino por una baja. Se dieron muchas comidas a los pobres, por la penuria que existía en el pueblo, lo mismo hacían otras Corporaciones”.

 
Tal y como se cita anteriormente en el referido libro, la Corporación durante este periodo de vacío documental decidió incorporar a su grupo de figuras una de las doce Sibilas existentes, en este caso la de Cumas (en la actual Italia), las cuales estaban prácticamente avocadas a la desaparición, (como así ha sido con el paso del tiempo) tras casi doscientos años de existencia, ligadas todas ellas a la Cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno de este pueblo de Puente Genil y según costa en las actas de ésta en 1.666, lo que supuso para la Corporación la ampliación del “título” de la misma en “Las Virtudes Cardinales” y “Sibila de Cumas” . Esto conllevó la elevación del número de Hermanos componentes y la mejora en el estatus de la Corporación que mantenía su actividad no sólo durante las fechas pertenecientes a la Cuaresma y Semana Santa, sino también durante el resto del año en el local adquirido para tal fin, costumbre un poco insólita dadas las precariedades y penurias de la época .

 
Tras esto y con fecha de uno de Abril de 1.923 podemos decir verdaderamente, que es el punto de partida de la historia de nuestra Corporación, ya que se levanta por primera vez el acta correspondiente al día antes indicado, dando comienzo así la historia escrita de nuestra corporación, gracias a la cual se tiene constancia de valiosísimos datos que nos servirán y nos guiarán para la narración y confección de la tarea que nos concierne.

 
Dentro de la década de los años veinte tenemos que hacer referencia a otro hecho destacado dentro de la historia de estas “Virtudes”, cual es la incorporación un año más tarde de cinco nuevas figuras bíblicas, creadas y confeccionadas para nuestra Corporación según hace constar el Hermano Presidente antes citado Don José Jiménez Aguilar para poder paliar la repentina muerte del presidente anterior y siendo ,seguramente, deseo del malogrado Don Emilio Albelda el poder sacar a la luz las nuevas Corporaciones a las que llamó “Judíos de Azote” y “Defensores de la Cruz” tal y como nos hace constar en acta del día trece de Abril de 1924 su insigne secretario Don José Carrillo e inscritas igualmente en los Archivos Municipales de la villa con su correspondiente reglamento firmado por todos y cada uno de los Hermanos componentes. Por tanto, la Corporación volvía a ver ampliada su nomenclatura con las cuatro Corporaciones en una y mezclando de igual modo “Símbolos de la Religión” con las recientemente creadas figuras del “Nuevo Testamento”. Fiel testigo de tal comunión entre Virtudes, Sibila, Judíos y Defensores es la siguiente fotografía de la época realizada el Viernes Santo de l.928, primer documento gráfico en antigüedad que poseemos en nuestro Cuartel.


 
A nuestro propio juicio, podemos concluir aquí un primer ciclo de historia escrita con los acontecimientos previos a la proclamación de la II Republica en 1931 y conducentes al posterior estallido de nuestra Guerra Civil: Nuestra Corporación que siguió su curso en los últimos años de los veinte con sus correspondientes altas y bajas de Hermanos y los cambios ordinarios en la conformación de su Junta Directiva se verá igualmente afectada por los referidos acontecimientos que cambiarán el curso de su historia así como el de muchas otras Corporaciones Bíblicas y Cofradías de nuestro pueblo las cuales se sentían atemorizadas ante una posible represalia republicana y no pudiendo realizar en su mayoría sus manifestaciones públicas de fervor. Esta situación explica la venta de las referidas Corporaciones de “Los Judíos de Azote” y “Defensores de la Cruz” para formar parte de un nuevo e independiente Cuartel, (hoy llamado “Los Jetones”) según palabras de nuestro Secretario Tabares, “por la irrisoria cantidad de 450 Ptas.” , desconociéndose documento y fecha alguna que pudieran acreditar tal operación pero próxima y con total seguridad a estos eventos, junto con la existencia de un nuevo vació accidental en lo que a documentos escritos se refiere que comprenderá desde la redacción de un último acta con fecha del 19 junio de 1.930 bajo la presidencia del Hermano Don José Leiva Doblas hasta exactamente una década después, con fecha del día 24 de Marzo del año de 1.940, (una vez concluida la debacle de la guerra) con la confección del acta correspondiente a las Elecciones a la Presidencia de la Corporación, tal y como marcaba el reglamento, el Domingo de Resurrección, ahora bajo la presidencia del Hermano Don Francisco Guerra.
 


 
Durante la presente década de los cuarenta y una vez dejada atrás la turbulenta década pasada, podemos afirmar que dará comienzo un periodo de auge y esplendor de la Corporación en numerosos sentidos ya que tienen lugar una serie de mejoras dentro de la misma que la llevarán a ser una de las Corporaciones con unas señas de identidad y un talante propios que la determinarán dentro del mundo manantero de Puente Genil desde prácticamente su existencia. Uno de ellos es principalmente el potencial humano existente: Encontramos a una Corporación que se ve aumentada casi en el doble, con una media de dieciocho / veinte Hermanos, que le darán mucho juego a la hora renovar los cargos directivos de la misma y no agotándose así nunca los nuevos recursos.

 
Encontramos a personajes con apellidos ilustres y conocidos dentro de la sociedad y la cultura pontanas como son Don Francisco Illanes, poeta y mas tarde cronista oficial de la villa, Don Francisco Cabello Arcos, Don Antonio Baena Gant familiares directos de talentosos músicos de Puente Genil, o conocidos empresarios como Don Lorenzo Estepa Aguilar, fundador de la actual fabrica de dulce de membrillo “San Lorenzo” que lleva su nombre, o el simpatizante Don Dámaso Melero Muñoz, también promotor de uno de los almacenes de bebidas con una gran repercusión en nuestro país actualmente, en cuya Hacienda denominada “Lagar de Melgar” tenían lugar numerosas fiestas camperas que la Corporación realizaba, como ejemplo el día de la festividad de San Lorenzo con motivo de la onomástica del ejemplar Presidente anteriormente citado Don Lorenzo Estepa.


 
Durante el transcurso de este lustro se nos hace mención por primera vez del domicilio social que la Corporación mantenía como Cuartel ya sea alquilado o cedido por algún familiar cercano como es el caso del primero que conocemos ubicado en la Avda. Manuel Reina en 1.943, (prácticamente a las afueras del pueblo construido de entonces) pasando a continuación durante 1.945 por la también calle Veracruz nº 13, desembocando ésta en la pequeña Ermita que lleva su mismo nombre, hasta llegar a una de las ubicaciones mas duraderas de la Corporación con casi veinte años de permanencia en la castiza calle de Santa Catalina nº 5 en 1946, corazón entrañable de la Semana Santa de Puente Genil y mediatriz entre el señorial barrio bajo de la villa y la pujante “Matallana” de arriba que ya entonces empezaba a despuntar.


Es sin duda durante este periodo de estancia en la referida calle (1946-1963) donde van a tener lugar las mas bellas estampas de lo que podemos considerar la “época dorada” de las “Virtudes Cardinales y Sibila de Cumas” ya que es evocada incluso con una añoranza entrañable y añeja por los coetáneos de la misma que nos traslada y evoca la verdadera Semana Santa castiza de antaño.
Una de las cosas dignas de mencionar del la citada década es sin duda la voluntad y bondad de su simpar Presidente Don Lorenzo Estepa allá en el año 1946, el cual quiso recuperar una de las antiguas costumbres (por aquel tiempo ya desaparecida) de varias Corporaciones, el acta lo refleja de la siguiente manera:


“En sesión ordinaria del Domingo de Cuaresma con fecha 10 de Marzo de 1946 se reunieron [...] para tratar sólo y exclusivamente del que se llegó a acordar lo siguiente: Por iniciativa del Hermano Presidente D. Lorenzo Estepa Aguilar, manifiesta y muy acertadamente, la situación de la mayor parte del pueblo, el estado precario de los muchos que no tienen trabajo, y el hambre que impera entre los necesitados, con palabras sinceras, formula a la Corporación que debiéramos de restringir nuestros gastos en los días de Semana Santa en un 20% de nuestras cuotas de cada uno y dirigirnos a la primera autoridad local, con el fin de que por medio de su influencia invite a las demás Corporaciones para que colaboren cada una con arreglo a sus ingresos a tan magna obra, para que siquiera esos días el pobre que no tenga que comer que cuente con un plato de comida durante la Semana Santa, esto es, establecer donde lo designen como especie de comedor o repartir a cada uno su ración. Los demás Hermanos corroboran a su criterio y se aprueba por unanimidad en todas sus partes que yo certifico…” Este fragmento pone de manifiesto sin duda el verdadero compromiso cristiano de nuestro Presidente, comportándose siempre como un autentico “Hombre de Cristo” tal y como se puede apreciar anteriormente. El desenlace de tal proposición quedó igualmente reflejado por nuestro Secretario:

 
[...] “…A continuación se preguntó sobre el acuerdo tomado en junta anterior con fecha…sobre la restricción del 20% con las demás Corporaciones…(que no voy a nombrar obviamente) El Presidente contesta que hechas las gestiones pertinentes, consultó con los Presidentes de…,de…y de…y con una elocución pasmosa dijeron que no estaban de acuerdo con semejantes proposiciones ante lo cual nosotros tenemos que conformarnos aún sintiéndolo de todo corazón con no poder verificar nuestros propósitos por no contar con el altruismo y buena voluntad que nos animaba a esta Corporación… Puente Genil, 14 de Abril de 1.946 (Domingo de Ramos)” .
Con los venideros años cincuenta y dentro de esta época dorada de la Corporación, asistimos al ingreso de los Hermanos más insignes dentro de la historia de este Cuartel cual es Don Francisco Castillo Benítez, personaje carismático y conocido tanto dentro como fuera de la Corporación por su notable trayectoria y entrega hacia su grupo. Tal es el alcance de su popularidad, (máxime no olvidando que era funcionario de nuestro Ayuntamiento) que nuestra querida Corporación fue conocida más tarde con el simpático sobrenombre de “Las Virtudes de Castillo” no queriendo hacer referencia a ningún carácter absolutista sino todo lo contrario, remarcando así el profundo sentimiento de este Hermano por sus “Virtudes”.

 
Establecidos de lleno, por tanto, en la calle Santa Catalina nuestro Cuartel continua su actividad compartiendo su local de arriba, (recordemos que existían dos dentro de la casa del nº 5, uno en la planta de abajo y otro en la de arriba), con los numerosos vecinos que se acercaban al citado lugar para compartir unos “medios” de vino y un “platillo” de aceitunas con una partida de dominó, a modo de peña o mero punto de encuentro social, por lo que no era de extrañar, tal y como nos apuntaba algún amigo coetáneo, que a altas horas de la noche “confusos y abigarrados, podían confundirse los ecos de saetas y órdagos, canciones y vivas de las Virtudes con el cinco doble y un “cierre” apoteósico”.

 
Es en estos años igualmente donde tienen lugar las reformas del local adquirido, matizando de nuevo este periodo de brillantez, bajo la presidencia del mencionado Hermano Castillo principalmente en el año cincuenta y cinco. De este modo, se realiza un gran cambio consistente en: “una nueva cocina, colocado de un zócalo imitación a madera en el salón principal, pintado del Cuartel y puesta de dos globos en la parte comedor para la iluminación del mismo”. A ésta reforma principal habrá que añadirle dos reformas más: una anterior en 1.953 relacionada con un nuevo menaje, túnicas de acompañante (Rebateos) de las figuras y sandalias de las mismas, y otra que tendrá lugar en 1959 que conllevó la confección de nuevas “Mantas” o ropajes de las figuras bíblicas “[...] y para cuyo fin necesitamos más que nunca “fortalecer” al máximo nuestra Corporación ayudando todos los Hermanos moral y materialmente” (Acta del 3 de Octubre de 1959). No podemos pasar por alto e intercalados entre estas líneas las incorporaciones de dos nuevos Hermanos que serían igualmente personas destacadas por su labor e historia dentro de las Virtudes: Son en primer lugar el ingreso de Don José Tabares Sánchez, (el día de Santiago Apóstol del año cincuenta y cinco) reconocido por su labor de insigne secretario durante más de veinte años y hasta prácticamente su muerte y de Don Julián Serrano Cantos, (el Día de la Cruz de 1.959), actual Hermanito Decano de la Corporación con cuarenta y tres años de ininterrumpida permanencia en la misma.

 
Dejando atrás los entrañables años cincuenta, la década de los sesenta presenta una coyuntura favorable, como en el resto de la historia española, notándose un cierto avance en todos los aspectos, hecho éste que también se deja notar sin duda en la Corporación de las “Virtudes Cardinales y Sibila de Cumas”. Esto explica la masiva afluencia de Hermanos que ingresan en la misma durante la duración del presente lustro con un total de hasta veintidós solicitudes que ven luz verde a su ingreso en la misma, consolidándose cada vez más como una de las grandes Corporaciones del momento, y que fue indudablemente uno de los grandes acontecimientos a destacar dentro de esta década junto con la aprobación en el año 61 de las subidas a la Plaza del Calvario para visitar a nuestro querido “Terrible” los siete Domingos de Cuaresma, y el referido cambio de domicilio social a la calle José Carvajal nº 19 (actual Adriana Morales) el 25 de Febrero de 1.963 y que trae consigo una nueva reforma de los ropajes y sandalias de nuestras figuras.

 
Los años setenta vienen a ser como un puente entre el esplendor de la gran Corporación de antaño y una atenuada decadencia al final de la misma que se verá agravada aún más en los años ochenta y primera mitad de los noventa. No obstante la Corporación seguía su curso entrañable en la referida calle José Carvajal. Es en este periodo, todavía con el sobrenombre de “Las Virtudes Castillo” (con más de veinte años alternando varios cargos directivos, y entre ellos el de Presidente).

 
Es en este periodo, todavía con el sobrenombre de “Las Virtudes Castillo” (con más de veinte años alternando entre los principales cargos directivos, y entre ellos el de Presidente) se podrían destacar varios eventos que resumirían la presente década dejando a un lado la cotidiana vida de la Corporación en los años indicados: Por orden cronológico tendríamos que hacer mención en primer lugar del ingreso del Hermano D. Manuel Rodríguez Riquelme “Malagueño” (actualmente número uno en antigüedad dentro de los Hermanitos activos de este Cuartel con treinta y dos años de permanencia) el tradicional Día de la Cruz de 1.970, el merecido Homenaje al referido y simpar Hermano Francisco Castillo con motivo de su XXV Aniversario en esta su queridísima Corporación el doce de Mayo de 1.974, produciéndose su salida definitiva debido a su avanzada edad tres años mas tarde en el 77, coincidiendo con la renovación y posterior firma del nuevo Reglamento interno, sustituyendo el antiguo existente que databa de 1.922 el tres de mayo del año setenta y siete y la aprobación y montaje por primera vez de la caseta de feria de nuestra Corporación en Agosto de ese mismo año (hecho que prácticamente se mantiene desde entonces hasta la actualidad para el disfrute de nuestras familias y simpatizantes).

Es en este periodo, todavía con el sobrenombre de “Las Virtudes Castillo” (con más de veinte años alternando entre los principales cargos directivos, y entre ellos el de Presidente) se podrían destacar varios eventos que resumirían la presente década dejando a un lado la cotidiana vida de la Corporación en los años indicados: Por orden cronológico tendríamos que hacer mención en primer lugar del ingreso del Hermano D. Manuel Rodríguez Riquelme “Malagueño” (actualmente número uno en antigüedad dentro de los Hermanitos activos de este Cuartel con treinta y dos años de permanencia) el tradicional Día de la Cruz de 1.970, el merecido Homenaje al referido y simpar Hermano Francisco Castillo con motivo de su XXV Aniversario en esta su queridísima Corporación el doce de Mayo de 1.974, produciéndose su salida definitiva debido a su avanzada edad tres años mas tarde en el 77, coincidiendo con la renovación y posterior firma del nuevo Reglamento interno, sustituyendo el antiguo existente que databa de 1.922 el tres de mayo del año setenta y siete y la aprobación y montaje por primera vez de la caseta de feria de nuestra Corporación en Agosto de ese mismo año (hecho que prácticamente se mantiene desde entonces hasta la actualidad para el disfrute de nuestras familias y simpatizantes).

 
En los últimos años de esta década podemos destacar el magno Homenaje que tiene lugar el 4 de Febrero de 1978 en donde la Corporación otorgó el título de “Hermano Honorario” a varios ancianos veteranos y viejas glorias de las “Virtudes Cardinales y Sibila de Cumas” ya retirados del ajetreo manantero de la Corporación y que fueron los siguientes: D. Domingo Castilla Montilla, D. Rafael Montilla Pérez, D. Francisco Castillo Benítez , D. Francisco Pino Muriel, D. Francisco Bascón Cosano, D. Manuel Montilla Aguilar, D. Antonio Berral Arroyo, D. José Palomero Martínez, D. Lorenzo Estepa Aguilar, D. Francisco Guerra Aguilar, D. José Illanes Gil y D. Manuel Martín Martín.


 
Por último hacer mención dentro del referido 1.978 de la aprobación para la confección de varias túnicas para acompañar alumbrando a nuestros actuales Titulares la Cofradía del Santo Sepulcro y Ntra. Sra. de las Lágrimas, siendo este el punto de inicio de la cariñosa relación de nuestra Corporación con la referida y antigua Cofradía , (hecho que se sigue manteniendo actualmente todos los Sábados de Gloria) y que desembocó en el nombramiento oficial como “Segundo Grupo” de Ntra. Sra.

 
Los años ochenta comienzan con buen pie para la Corporación ya que en primer lugar ve ingresar a cuatro nuevos Hermanos, entre ellos D. Julián Luna Muñoz, Hermano destacado durante algunos años de los ochenta y parte de los noventa como Presidente y Hermano a su vez de D. José A. Luna Muñoz, actual número dos en antigüedad, oxigenándose un poco ésta dado el escaso numero de altas que se produjeron en la década pasada.

 
Igualmente se inician las gestiones oportunas para la adquisición de un local de propiedad para nuestra Corporación que ve sus frutos en el año 1.980 con la compra del local situado en la calle (actual Angelita Martín Flores y antigua Cuesta Vitas), y para cuya gestión se nombró posteriormente una comisión de obras que dirigirían el acondicionamiento de éste para poder ubicar a nuestra Corporación en lo que actualmente es nuestra Casa-Cuartel, y cuya fecha de inicio de las obras tuvieron lugar el día 14 de Febrero de 1.981, celebrando la primera junta oficial en el nuevo Cuartel el 12 de Abril de ese mismo año (Domingo de Ramos), aunque mencionar que las obras se paralizaban o se reanudaban dependiendo del estado económico de la Corporación, concluyendo éste en su totalidad unos años después, hecho que colmó de alegría e ilusión a todos los Hermanos componentes.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario