SEMANA SANTA VIRTUOSA

Una vez concluida la celebración de la tradicional Cuaresma pontana en la semana de Pasión la cual, casi sin dejar respiro alguno, enlaza con los albores de nuestra Semana Santa, la Corporación de las Virtudes Cardinales y Sibila de Cumas comienza su particular celebración de nuestra Semana Mayor con la undécima y última Asamblea General del Ejercicio llamada cariñosamente “la Junta de Ramos” por realizarse en el sábado del mismo nombre y en la cual se ultiman cobros, se organizan las últimas compras que abastecerán nuestras despensas para el prolongado ajetreo manantero que nos espera, se acicalan pelucas, túnicas, etc. y en general se ultiman los preparativos para que en el resto de los ocho días más ansiados del año todo salga a pedir de boca.
Será el Domingo de Ramos al día siguiente cuando Puente Genil entero como el resto de toda Andalucía se engalana para recibir de lleno e inaugurar oficialmente su Semana Santa (aunque cabe resaltar que en nuestro pueblo gocemos de desfiles procesionales desde ya el Viernes de Dolores). Nuestra Corporación celebra con orgullo desde hace unos años en este día el referido Almuerzo Homenaje a nuestras mujeres: En él guiados por el espíritu manantero que nos envuelve viendo venir lo que se nos avecina por un lado y la siempre acogedora compañía de nuestras mujeres por otro, hacen que se disparen los mas profundos sentimientos hacia ellas, nuestras eternas “sufridoras”, y se mezclen los típicos “¡Vivan las mujeres piadosas!” con alguna que otra coreada desgañitada de los Hermanos en su intento de igualarse al tono de las féminas o incluso alguna que otra saeta valiente proveniente de la garganta prodigiosa de alguna Hermanita emocionada. No faltan los elogios en público hacia sus “virtuosas” personas durante la celebración de este evento y es por ello que, desde nuestra Corporación, siempre se otorguen a nuestras mananteras Hermanitas unos bonitos obsequios en recuerdo de tan entrañable jornada al final de la misma.
Mas tarde, en el crepúsculo de este día que nos sabe a pregón, palmas, ramas de olivo y “borriquitas” en cuyos lomos se eleva el Divino y triunfal Maestro y casi sin dejar respiro, la gran mesa de la Corporación se engalana de nuevo para celebrar por última vez la séptima subida romanil al Calvario poniendo así fin a la tan deseada Cuaresma que nos ha venido preparando durante los cuarenta días previos y ahora nos guía, cual buen lazarillo, hasta el umbral de nuestra Semana Mayor. A su termino y tras una durísima jornada manantera siempre permanece un sabor agridulce en nuestros corazones que por un lado anhelan ansiosos el devenir que nos espera y por otro, añoran entrañables nuestra Cuaresma colmada de tantos y tantos momentos vividos que se nos van pero sabiendo que si el “Terrible” así lo quiere viviremos el próximo año para contarlo.
Tras el Domingo de Ramos e inmersos de lleno por tanto en nuestra Semana Mayor la actividad cuartelera disminuye oficialmente, que no desaparece, en los días siguientes durante el Lunes y Martes Santo debido a que como es tradición en Puente Genil la Semana Santa de antaño comenzaba con la llamada “Procesión de los cuellos sucios” el Miércoles Santo, así denominada por ser el día en que la gente del campo y todo el pueblo trabajaba acudiendo a la procesión de este día con la ropa del campo o de las fábricas manchadas por la labor de la faena diaria y por tanto e igualmente la actividad cuartelera comenzaba en este día.
Las “Virtudes Cardinales” celebra durante estos dos días, como ocurre en la mayoría de los Cuarteles en Puente Genil, comidas oficiosas o actos imprevistos de Hermandad con otras Corporaciones llenando el vacío de actos existentes durante estos dos días de inactividad manantera y es por tanto una tradición ya consolidada en nuestro caso acudir todos los Lunes Santo al Cuartel Hermano de “Las Virtudes Teologales” para celebrar un almuerzo de fraternidad en el cual se siguen estrechando lazos de amistad y unión entre ambas Corporaciones, acto que se ve respondido con la reciproca visita todos los Martes Santo a nuestra Casa-Cuartel por parte de una gran representación de nuestros referidos Hermanos. No cabría olvidar de ningún modo que durante estos dos días nuestra Casa-Cuartel se llena de orgullo con la participación siempre humilde y anónima de “virtuosos” Hermanitos de corazón convertidos ahora también en valientes costaleros que tendrán la gran suerte de ser los pies y los pasos de Nuestro Padre Jesús en su Sagrada Cena o del Santísimo Cristo del Calvario en el camino a su buen fin o ser, ¿por qué no?, el Divino Consuelo de María Santísima, Nuestra siempre Madre y Señora.
Con la llegada del Miércoles Santo Puente Genil se transforma y todos los Cuarteles abren sus puertas de par en par, la mananta del Cuartel y la Corporación por fin ha llegado. En los grandes ventanales de los Cuarteles se pueden ver magníficamente ordenadas y hieráticas la solemne exposición de las diferentes figuras bíblicas que serán vestidas por los Hermanos durantes estos días de celebración, todo está a punto. Nuestra Corporación comienza su particular vivencia con el almuerzo tradicional del Miércoles Santo acto indispensable en toda Corporación. Previamente todos los Hermanos de esta Corporación nos habremos infundado nuestras largas y típicas túnicas negras de “rebate” o” rebateo”, nos colgaremos nuestra artística chapa dorada en el pecho de la misma (distintivo de la Corporación en la calle) y nuestros cordones de color amarillo y picoruchos del mismo color y debidamente uniformados nos dispondremos a celebrar la tan ansiada llegada de este día en el gran mesa.
Una larga y fraternal jornada en la que no faltan los cánticos propios de siempre ni los elogios a nuestra Semana Mayor, a los ausentes, los presentes, las poesías, y el bronco tambor enlutado comenzará su particular ritmo acompasado que no cesará hasta prácticamente el Domingo de Resurrección con la entonación de las clásicas saetas cuarteleras entre los Hermanitos. Esta será la tónica que podremos vivir durante los próximos cinco días y que se verá repetida en todos y cada una de los diferentes almuerzos y cenas de nuestro Cuartel.
Posteriormente toda la comunidad cuartelera y público en general nos habremos trasladado para quedar enclavados en el particular “compás” del Convento de la Asunción o cariñosamente llamada “la Iglesia del Hospital” para ver las salidas de las Cofradías que en este día hacen su particular estación de penitencia: “el Lavatorio”, “el Huerto y la Victoria”, “el Humilde” y por último la Virgen de la Amargura, la cual se lleva en su corazón junto con el Señor de la Humildad y Paciencia los cánticos mas emotivos a la salida y encierro de los mismos en donde un gran fervor popular vitorean sus nombres a su paso, familias enteras que debido a la antigüedad de las imágenes en esta villa y a la belleza de las mismas le confiesan una profunda devoción al igual que varios de nuestros Hermanos de Corporación los cuales son bastoneros de la sagrada imagen de nuestra Sra.
Igualmente, este Miércoles Santo es el día de la “visita a los Cuarteles” y, tal y como indiqué anteriormente, las puertas están abiertas para todo aquel que quiera conocer lo que se siente y se vive dentro de estas cuatro grandes paredes que forman todas las Corporaciones, todo el mundo es bienvenido en los umbrales de las mismas no faltando un refrigerio para la sosegada marcha. Es por ello que nuestra Corporación realice y reciba numerosas visitas al cabo del día y la noche de varias Corporaciones amigas y Hermanas que son concelebradas por todo el mundo allí congregado con numerosas muestras de alegría, cánticos y abrazos fraternales.
Ya en la noche y previo a la cena tiene lugar otro de los momentos más esperados por la gran mayoría de Hermanos de la Corporación: el sorteo de los distintos turnos de Figuras que vestiremos en nuestro caso durante los desfiles del Viernes Santo, Sábado de Gloria y Domingo de Resurrección. Es el momento de hacer girar la suerte del bombo con el número de lista de cada Hermano por orden de antigüedad que asignaran las distintas “posturas” y de acordar a posteriori los cambios oportunos con algún que otro Hermano para lograr vestir finalmente la Figura más apreciada o con más cariño (que siempre la hay) en el turno preferido. Tras una reponedora cena colmada de emocionantes momentos dados los testimonios expresados por parte de algún Hermano que se sincera, es el momento de trasladarnos de nuevo al “compás” y ver el encierro de todo el desfile procesional de este día para finalizar cantando al unísono todos los allí convocados la tradicional letra con los sones de la emotiva marcha “Recuerdo” y despedir así a la Reina del Cielo en su Amargura.
Con Jueves Santo asistimos a un contrapunto mas solemne y riguroso. Los Cuarteles sacan sus mejores galas para el tradicional almuerzo de Hermandad en el, acertadamente llamado, día del “Amor Fraterno”. En él se tiene la costumbre, como en la mayoría de Corporaciones, de invitar a familiares forasteros o no que han venido a pasar las fiestas a su querido pueblo, simpatizantes y amigos en general a compartir este día con todos los Hermanos de la Corporación en un acto verdaderamente emotivo aquí en las Virtudes en donde además de las valientes saetas, bellísimas poesías y cánticos a nuestra Semana Mayor siempre hay un momento para el recuerdo de algún familiar querido, ausente o presente, los enfermos, los amigos que ya no están, los que dan las gracias por encontrarse una vez más afortunadamente compartiendo mesa con su querido padre o hermano o el testimonio asombrado del forastero que promete emocionado no faltar a la cita en todos los años que el Terrible les de fuerzas, todo tiene un momento en este prolongado almuerzo y que puede hacer aflorar a menudo e inevitablemente las lágrimas de cualquiera de los allí presentes.
Con suerte y al mismo tiempo en este Almuerzo de Hermandad se procederá en mitad del protocolo al bautizo y por lo tanto confirmación de los nuevos Hermanitos que durante más de un año han estado en condición de “entrante” mostrando sus verdaderas aptitudes para querer formar parte de este señera y respetada Corporación y por lo tanto pasando así a ser Hermanos de pleno derecho alargando así la lista de nuestra Corporación. El citado bautizo es todo un ritual: Los tres o cuatro Hermanos mas antiguos del Cuartel ejercerán de ministros del acto. Dos de ellos ejercerán de testigos del mismo con sendos cirios encendidos a ambos lados de un improvisado púlpito colocado en la presidencia de la mesa donde el restante, a modo de sacerdote con casulla incluida y portando en sus manos una escobilla de dudosa procedencia, derramará sobre el sufrido Hermanito sal gorda en su cabeza y será bendecido con la citada escobilla introducida en una jarra de vino “Faraón” que portaran dos monaguillos auxiliares. Posteriormente no acaba aquí la cosa, con la ayuda de un gran embudo industrial colocado en su manchada boca se procederá a verter, para que sea bebido por éste, el citado vino que resta en la jara y acompañado por no menos generosos puñados de sal que hacen del liquido una explosiva mezcla.
Tras el “riguroso” acto y con los correspondientes brindis, saludos, reparto de obsequios y abrazos efusivos de los nuevos Hermanitos la comida recupera su normalidad y será en su culminación antes de levantarnos de la misma cuando algún Hermano voluntario tomará la palabra y se dirigirá a los presentes para versar acerca del valor de este día que allí nos congrega: el Amor Fraterno. Posteriormente y deseándonos lo mejor en nuestra Mananta concluimos con un emotivo reparto de abrazos entre todos los asistentes como corresponde.
De nuevo el gentío se traslada hasta la castiza calle D. Gonzalo o popularmente conocida como la calle “La Plaza” donde impacientes todo el mundo espera la marcial salida de la Corporación del Imperio Romano con sus brillosos uniformes bordados en oro y plata desfilando al son del nuevo pasodoble que cada año se estrena para esta ocasión. Tras ello, es el momento de ver la salida los pasos de este día en la Ermita de la Vera Cruz: Ntro. Padre Jesús Preso, el Señor de la Columna y la Virgen de la Vera Cruz y por último, cual reina del Jueves Santo, Maria Santísima de la Esperanza que bajo su grandioso manto verde acoge las súplicas de los pontanos y entre cada uno de los diferentes pasos contemplar reunidos el desfile de figuras bíblicas del Antiguo y Nuevo Testamento que igualmente tiene lugar (nuestra Corporación no desfila en este día ya que pertenecemos a los llamados “Símbolos de la Religión”).
Tras deambular por las calles de nuestro querido pueblo y detenidos en algún lugar ya típico con el paso de los años en la labor de contemplar la bonita procesión de este día, la charla entre Hermanos de otras Corporaciones y los saludos de los amigos llega la hora de la cena del Jueves Santo. Nos espera una larga noche que apenas va a existir para la mayoría de los Hermanos por diversas circunstancias que ya veremos. Es el momento de apresurarse en ingerir, si la hubiese, la última carne que contenga alguno de los suculentos manjares que llenan nuestra mesa, ya que la vigila cristiana así lo manda después de las doce de la noche con la llegada del Viernes Santo.
Posterior a la citada cena y con las fuerzas repuestas de nuevo la Corporación se prepara rondando la una de la madrugada para otro de sus actos más entrañables, íntimos y cristianos: “la visita a los Monumentos” o lo que es lo mismo “recorrer las Estaciones”: Es uno de los actos mas típicos dentro de las Corporaciones en la Semana Santa de Puente Genil. Aunque no es un acto obligatorio es prácticamente ineludible en las actividades del Cuartel durante la noche del Jueves Santo: Ataviados todos los Hermanos componentes tal y como he explicado anteriormente y no dejando tal atuendo en los siguientes días, nuestra Corporación se dispone a visitar los siete templos o monumentos (aunque en nuestro caso cabe destacar que la primera y la última estación, es decir, la séptima, la realizamos en nuestro salón frente al cuadro de nuestro querido Padre Jesús Nazareno). En fila individual abrirá el cortejo el Hermano aquél que tenga el honor de vestir la figura de la Sibila de Cumas durante el Viernes Santo por la mañana (primer turno de nuestras figuras en la calle) seguido por todos los Hermanos y cerrando la misma el Sr. Presidente, que velará en todo momento por el silencio y la compostura del resto de los Hermanos ya que está totalmente prohibido hablar durante los diferentes traslados a las iglesias así como romper la fila, saludar, etc. , porque, como cite anteriormente, es un acto de total recogimiento, simbolismo y recato para Corporación.
Casi mas de una hora y media de visita a los monumentos con sus respectivas lecturas bíblicas, oraciones y alguna saeta en honor a alguna de las imágenes que se atesoran en su interior, es el momento de relajarse en la Casa Cuartel después de la larga caminata e irnos de nuevo con el tiempo ajustado a ver el encierro de los pasos de este día, el Jueves Santo ha “concluido”.
La noche continua para la mayoría de los Hermanos entre suculentas torrijas, sopaipas y chocolate que algunos de los Hermanos allí presentes generosamente se prestan a hacer así como alguna que otra cabezadita inevitable en el vano intento de dormitar un poco ya que es preferible no visitar nuestros respectivos lechos para un merecido descanso en ningún momento al estar cerca la salida del Patrón a las 6.30 de la mañana.
A su termino un merecido aplauso rompe el silencio contenido, otro año más todo se ha cumplido y el Imperio Romano tras entonar posteriormente los clásicos “Miserere” y “Stabat Mater” al resto de las imágenes inicia su particular retirada hasta su próxima intervención en la calle Santa Catalina. La procesión empieza a caminar. Es el momento, ahora sí, de retirarse a descansar aquellos Hermanos de las Virtudes que no tengan la suerte de vestir el primer turno de figuras y acompañantes que comprenderá las tradicionales “reverencias” ante “Jesús” de todas las figuras en la citada calle a eso de las diez de la mañana y el posterior desfile por la calle de “La Plaza” dos horas mas tarde.
El tradicional almuerzo de vigilia de este día con la ausencia de cualquier tipo de carne en nuestros platos es, obviamente, menos sosegado que en los días anteriores: El cansancio de los Hermanos tras más de una semana entera de ajetreo empieza a hacerse notar aunque siempre hay tiempo para alguna intervención. Los Hermanitos rezagados empiezan a incorporarse a nuestra mesa con las caras hinchadas por el prolongado sueño y las voces tomadas por el esfuerzo de las gargantas.
Antes del inicio del segundo turno de Figuras ya en la tarde que nos llevará calle Aguilar arriba hasta la Ermita de Jesús para de nuevo realizar la reverencia ante la bendita imagen del Terrible en el Pórtico de la misma previo a su encierro, se procede a realizar por los Hermanos “eruditos en la materia” la clásicas “sangrías” o “cas” del Viernes Santo consistentes en una mezcla fría de licores con azúcar, canela en rama (y a veces otros aditivos inesperados) junto con la adición de fruta troceada que hacen durante toda la tarde un tentempié exquisito el cual es vertido en una gran garrafa y llevado en unos “carritos” especiales confeccionados para tal fin que serán portados por los alpatanas de las Corporaciones y repartido en la parada previa y posterior al desfile de las Figuras donde los Hermanos de las distintas Corporaciones se congregan.
A la vuelta y con el animo entristecido ya que pronto se acabarán los entrañables festejos al contemplar sobre todo el cambio de los plumeros blancos por negros en los cascos del Imperio Romano en señal del Duelo Universal y la emotiva despedida del Terrible otro año más, nos dirigimos hasta la Corporación donde más tarde y tras un adecuado descanso tendrá lugar el tercer turno de figuras que acompañarán en la noche del Viernes Santo la procesión que en el barrio bajo del pueblo tiene lugar cada año: El Cristo de la Buena Muerte, la Virgen de las Angustias, San Juan Evangelista y la Reina y Madre del Barrio de la Isla, Mª Santísima de la Soledad con sus tres correspondientes Corporaciones filiales.
Por tanto, una vez de enclavados los Hermanos de las “Virtudes” en el Compás de “Los Frailes” (Convento de la Victoria) se procederá a la incorporación de nuestras Figuras en su solemne recorrido por toda la Calle de la Plaza, donde igualmente desfilará de nuevo triunfante el Imperio Romano al son de las notas del alegre pasodoble “Gloría al Muerto”. A su termino, y tal y como se hizo al mediodía con el primer turno, se le dará un merecido respiro a nuestras sufridas Figuras junto a las suave brisa del Genil en el Paseo del Puente.
Es hora de marcharnos de nuevo al Cuartel. Tras desvestir a nuestras Figuras concluyendo así las actividades de la Corporación en este triste día, aun restan las fuerzas para más ajetreo manantero por parte de algunos Hermanitos valientes que irán en busca de la Madre de la Isla para contemplar su emotivo encierro en la Ermita del Dulce Nombre colmado de devotos saeteros pontanos que lazan su oración en forma de canto para consolar así a la Madre del Cielo en su triste Soledad.
Al día siguiente con el almuerzo del Sábado Santo o de Gloría y recuperados un poco del trajín de estos santos días llega el momento de cumplir nuestro compromiso cofrade y filial con nuestros amantísimos Titulares: El Santo Sepulcro y Ntra. Sra. De las Lágrimas, del cual nos honra desde hace unos años ser el Segundo Grupo de la Virgen. Así pues, al término del mismo y enfundados en nuestras negras túnicas, cinturones de esparto, capiruchos negros correspondientes, cirios y demás elementos distintivos de la Corporación, nos dirigimos cual comitiva y bajo el mandato del Hermano Fiscal (normalmente el de mayor antigüedad en la Corporación que no el Sr. Presidente) hasta el Paseo del Romeral donde quedamos enclavados todos los grupos filiales junto con las Corporaciones que hacen hoy también su desfile, que no son todas.
Igualmente nuestra Corporación en este día hace su aparición por doble motivo: alumbrar orgullosamente a nuestros Santos Titulares y el desfile de nuestras Figuras en la citada estación de penitencia. Sólo cabría destacar que en este día y sufriendo un pequeño cambio son: La Sibila de Cumas, La Virtud Justicia (portando sólo su espada) y la, ocasionalmente para hoy, Virtud Misericordia que porta en sus manos una artística palma de Elche creando ambas una preciosa estampa al ir paralelamente y formando con sus martirios un bonito arco.
Tras la marcha previamente organizada de todos los picoruchos y las figuras al son del citado “Gloria al Muerto” “Matallana” adelante, llegamos hasta la céntrica Iglesia de San José donde nos aguardan los dos pasos de la Cofradía que puntualmente a las ocho de la tarde abren sus puertas: La Estación de Penitencia ha comenzado. Todo es luto, silencio y rigor en el Santo Entierro de Cristo. Las campanas tocan a duelo y la banda de música entona el tradicional “In Exitu” al Divino Redentor yaciente y tras Él la Madre, Maria Santísima de las Lágrimas con su dolor al pie de la cruz vacía. El cortejo avanza por la gran avenida Manuel Reina y Susana Benítez, bajando por la calle Aguilar, Cuesta Baena y Plaza Nacional para acabar en el barrio bajo, y continuar por la Calle D. Gonzalo y previa reverencia ante la Parroquia de la Purificación, donde se encuentra la sede canónica de la Cofradía y el lugar de exposición al culto de las sagradas imágenes durante el resto del año, continua por calle Ancha, San Sebastián, Cruz de San Juan y Jesús concluyendo su correspondiente Estación de Penitencia en la ya mencionada Ermita del Dulce Nombre, donde, a su encierro, todos los grupos filiales le dedicamos excelsos cánticos a nuestros Santos Titulares, llevándose María Santísima clavadas en su corazón las últimas saetas de la Semana Santa Pontana.
Posteriormente ya en nuestro Cuartel repondremos fuerzas con un variado tapeo después de la sabatina caminata pero contentos de haber cumplido otro año más con nuestro objetivo.
El Domingo de Resurrección todo es alegría, blancura y júbilo Es el broche de oro a toda nuestra Fiesta Mayor y Puente Genil entero, al igual que se engalanó para darle la bienvenida el pasado Domingo de Ramos, se engalana para despedirla y celebrar así gozosos la Pascua de la Resurrección de Ntro. Señor.
En los Cuarteles tan sólo aquellos Hermanos que han preferido vestirse de Figura en este día para desfilar junto al resto de todas las Corporaciones que así lo harán delante de la Imagen de Ntro. Padre Jesús Resucitado, quedarán posteriormente emplazados en la Ermita de la Vera Cruz durante la mañana de este día. Desde aquí, un desfile ininterrumpido y organizado de todas las Figuras Bíblicas: Antiguo, Nuevo Testamento y Símbolos de la Religión (más de trescientas) y la seguida venida del paso de Cristo Resucitado por las dos avenidas del centro de Puente Genil ponen el punto final a esta particular Mananta Pontana hasta el año siguiente, pero no el de nuestra Corporación de las “Virtudes Cardinales y Sibila de Cumas” que posteriormente habremos quedado citados en casa de algún Hermano cercano al evento de este día y tomarnos unas tapas y copitas para el refrigerio de las siempre acaloradas Figuras.
Cuando el Sr. Presidente así lo estima, nos trasladaremos al Cuartel todos los allí presentes: Figuras, acompañantes, Hermanos y cualquier otro invitado que quiera acompañarnos en este ultimo día de nuestra Semana Mayor.
Durante este último almuerzo con sabor agridulce es un día para el recuerdo de lo vivido durante nuestra particular celebración de la Semana Santa: simpáticas anécdotas, valoraciones, vivencias, emotivos recuerdos y también futuros proyectos, es hora de echar la imaginación a pensar y poner la mente en la siguiente legislatura, para ello, se procede también en este día y desde muy antiguo a las elecciones del Presidente que dirigirá los destinos de nuestra Corporación durante el próximo ejercicio y que tomará posesión de su cargo junto con su Junta Directiva en la primera Asamblea del nuevo Ejercicio llamada del “Día de la Cruz” a celebrar unos días después en Mayo.
Con el brindis por el nuevo Presidente electo y el deseo mutuo de encontrarnos de nuevo todos los presentes el año que viene si el “Terrible” así lo quiere, concluimos este último almuerzo de Hermandad en nuestra Corporación que nos pondrá de nuevo los sentimientos a flor de piel tras despedirnos con un fuerte abrazo del Hermano Forastero que vuelve a su hogar o tras colgarnos al hombro la túnica manchada de cera o el cirio olvidado de algún Hermano o apagar las luces del gran salón por ultima vez o por ultimo tirar conjuntamente de la puerta de la Casa-Cuartel echando la llave en la tarde-noche del Domingo a tantos momentos emotivos para andar después cabizbajos y añorantes de camino a casa con la mente llena de los buenos recuerdos vividos y contando ya los días que faltan para la siguiente Cuaresma.
Mientras tanto, querido visitante, alimentaremos nuestros espíritus mananteros con lo vivido en la Mananta anterior pero, aun así y con todo, siempre habrá buenos momentos durante el resto del año con mis HERMANOS de las Virtudes Cardinales en donde el sentimiento nos invada de nuevo, cual Jueves Santo, y nos haga gritar orgullosos:

¡¡ VIVAN LAS VIRTUDES CARDINALES
Y
LA SIBILA DE CUMAS !!

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